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06 Jun 2024Views 243Cuido a la novia de mi hermano Hans tiene que cuidar a la novia de su hermano mayor mientras el esta de mision con el ejercito.

Lo unico que tiene mas fuerza que el amor son las ganas. Un sentimiento noble nunca te llevaria a traicionar a las personas que mas quieres, sin embargo, el deseo te puede conducir por caminos que jamas te hubieras imaginado. Yo nunca quise hacerle dano a nadie, y menos al espejo en el que me miraba a diario, mi mayor idolo.

Cuando eres nino, tener un hermano puede ser una experiencia maravillosa o un autentico calvario. En la mayoria de los casos depende de los padres, ya que el trato dado a cada uno de ellos puede determinar la relacion. Asi surgen los celos, las envidias y todas las posibles rivalidades. Por suerte, a mi no me toco vivir la parte negativa.

Del pequeno se dice que parte con ventaja precisamente por una cuestion de edad, y el aspecto adorable que eso le da, aunque no siempre es asi. Bajo mi punto de vista, nacer antes les proporciona mas tiempo a tus padres para cogerte carino. Justo por eso yo estaba convencido de que mi hermano mayor, Ricky, era el mas querido.

Pero con el paso de los anos fui cambiando de opinion, y no precisamente porque yo hiciera meritos para pasar a ser el favorito. Ricky era, segun palabras de nuestros padres, era un bala perdida. No tenia interes practicamente por nada, ni se esforzaba lo mas minimo en el colegio, asi que sacaba unas notas desastrosas, lo que hacia que estuvieran siempre discutiendo.

En mi caso era todo lo contrario, yo sacaba muy buenas notas, aunque tambien era cierto que tenia seis anos menos, asi que por aquel entonces el nivel de exigencia en los estudios era muy distinto. En cualquier caso, toda atencion extra era siempre bienvenida, sobre todo si venia acompanada de afecto o, mejor todavia, de regalos.

- Hans, ¿donde quieres que vayamos a comer?

- Donde Ricky prefiera.

- No, tu hermano no se ha ganado poder elegir.

- Pero es que el siempre escoge los mejores sitios.

- Mas vale que lo dejes de imitar en todo o te va a ir igual de mal.

Por mucho que mi madre me pidiese que no tomara a Ricky como ejemplo, para mi era el mejor. Ademas de ser muy divertido, me dejaba ver con el la tele y me contaba unas historias que me encantaban. En ese momento, aunque yo no fuese mas que un crio, ya tenia muy claro que queria seguir los pasos de mi hermano mayor.

Pese a lo convencido que estaba, no consegui lograrlo del todo. Ricky, que por entonces ya estaba en el instituto, seguia trayendo a casa unas notas tan malas que sacaban de quicio a nuestros padres. Sin embargo, yo todavia era muy aplicado en los estudios, no conseguia dejarlos de lado para divertirme mas como hacia el.

Ni admiracion por el llego incluso a multiplicarse con el paso de los anos. Si no fuera suficiente con ver a mi hermano divertirse como nadie, encima empezo a salir con una muchacha preciosa. Por aquel entonces yo ya comenzaba a fijarme en las chicas guapas y estaba convencido de que nunca habia visto una que lo fuese tanto como Violeta.

Esa relacion se formalizo enseguida y Violeta paso a ser practicamente una mas de la familia. Mis padres estaban encantados con la posibilidad de que eso lo hiciese madurar de alguna manera y centrarse, pero tambien temian que por su mala cabeza le durara poco oh la acabase dejando embarazada. Esperaba que no ocurriera, porque a ella tambien le cogi mucho carino.

- ¿Te vas a casar con ella?

- Espero que algun dia si.

- Yo quiero ir ya de boda.

- ¿Que dices, enano? Nadie se casa con dieciocho anos.

- Mama dice que cualquier dia la dejas prenada.

- Porque se cree que soy estupido, pero siempre tomamos precauciones.

- Entonces... ¿ya lo habeis hecho?

- Pues claro, un monton de veces.

- Joder, Ricky, eres un puto crack.

- Habla bien, que luego me echan a mi la culpa.

- ¿Como es Violeta desnuda?

- Estas flipando si te crees que te voy a responder a eso.

- No seas asi, cuentamelo.

- Hans, ya tendras tus propias novias y las veras en pelotas.

- Ni de cona voy a conseguir a una que este tan buena.

- Le voy a contar las cosas que dices de ella.

- Vale, ya me callo.

Durante unos meses tuvimos tranquilidad en casa. La relacion de mi hermano seguia avanzando por buen camino, cada vez se les veia mejor e incluso el decia que estaba buscando trabajo, una vez que termino el instituto de manera estrepitosa. Empezaba a ver a Ricky demasiado formal, se alejaba de ese ejemplo que era para mi.

Fue entonces cuando nos solto la gran bomba. Harto de que no le dieran un trabajo en condiciones por falta de estudios, mi hermano decidio alistarse en el ejercito. A mis padres casi les da un infarto, pero a mi me parecio la cana. Aunque podia no ser el empleo sonado para el ni para nadie, admiraba su valentia y las ganas que tenia de labrarse un futuro para poder vivir con Violeta.

Mientras nuestros padres mas lo desaprobaban, yo mas admiracion sentia por el. Llegue a obsesionarme tanto con la figura que mi hermano representaba para mi que comence a plantearme la posibilidad de hacerme yo tambien soldado cuando fuese mayor. La simple idea horrorizaba a mi madre, por eso se encargo de quitarmelo de la cabeza.

- Hans, ¿has terminado ya los deberes?

- Si, mama, aunque me parece una perdida de tiempo.

- ¿Por que lo dices?

- Porque cuando tenga la edad me voy a apuntar al ejercito como Ricky.

- Ya te puedes ir quitando eso de la cabeza.

- Yo tambien hare lo que quiera cuando sea mayor de edad.

- No eres como tu hermano, tu tienes talento para muchas cosas.

- Me da igual, quiero ser como el.

- ¿Estarias dispuesto a ir a la guerra?

- Eso no va a pasar.

- ¿No? ¿Para que te crees que lo estan adiestrando?

Me hubiese gustado ser un poco mas valiente, pero en ese momento me olvide por completo del ejercito. Ni preocupacion se centro en Ricky, en si era posible que lo enviaran a la guerra y ya no volviese a verlo nunca mas. El me decia que no tenia de que preocuparme, que, en principio, eso no iba a suceder. Por si acaso, yo seguiria centrado en aprobar los examenes.

Fuese cierto o no, la verdad es que los siguientes anos fueron muy tranquilos. Mi hermano seguia siendo divertido y me ensenaba cosas que me resultaban de lo mas utiles, pero era evidente que habia madurado bastante. Por suerte, no lo enviaron a la guerra, pero si que tenia que irse a menudo a lo que el llamaba misiones.

Ese cambio de vida le permitio seguir con Violeta e incluso llegaron a irse a vivir juntos. Por entonces mi cunada ya me tenia totalmente ganado, tanto por su simpatia y buen trato conmigo, como por su belleza. En esa epoca ya empezaba a tener mis primeros rollos con chicas, pero no habia encontrado a ninguna que se asemejara a ella.

Para alivio de toda la familia, mi mayoria de edad llego marcada por mi ingreso en la universidad y no en el ejercito. Mi pasion por el dibujo me habia llevado a estudiar Bellas Artes en eso no me eche atras, por mucho que me dijeran que no tenia apenas salidas. A pesar de ser como la noche y el dia, Ricky y yo estabamos mas unidos que nunca.

- Querias ser soldado como yo y vas a acabar siendo artista.

- En honor a la verdad, lo tuyo nunca me convencio demasiado.

- Ya se encargo mama de eso.

- Con un hijo en riesgo de muerte ya tenia suficiente.

- Que exagerada ha sido siempre.

- Mas peligro que yo si que corres, eso seguro.

- Las misiones tienen riesgo, pero fijo que ni la mitad de lo que imaginas.

- Lo importante es que estas bien y que todo con tu chica va genial, ¿no?

- Estamos muy bien, te diria incluso que mejor que nunca.

- ¿Puedo ir mirando trajes para la boda?

- Para eso todavia tendras que esperar un poco mas.

La que peor llevaba lo de mi hermano era Violeta. Ella, que tenia un caracter sensible y se preocupaba excesivamente por todo, sufria cada vez que Ricky tenia que irse a una mision en el extranjero. A veces creia que no aguantaria mas la presion y lo acabaria dejando. Aunque no me enorgullezca admitirlo, fantaseaba con que si eso ocurria se viniera conmigo.

Porque Violeta era mi cunada y la conocia desde crio, pero eso no evitaba que tambien fuese mi prototipo de mujer. En ella se encontraba todo lo que no veia en las demas. Aunque, en mi opinion, era practicamente perfecta, jamas se me paso por la cabeza la posibilidad de decirle algo indebido, por nada del mundo estropearia mi relacion con Ricky.

Los siguientes dos anos fueron los ultimos tranquilos en mi vida. Yo seguia centrado en los estudios, convencido de haber hecho la eleccion correcta y sin importarme que me dijeran que me iba a morir de hambre. Para el resto de la familia tambien iba todo bien, hasta que ni hermano nos metio el miedo en el cuerpo.

Resulto que Ricky tenia que irse de nuevo a una mision, pero, en esa ocasion, parecia distinta a las anteriores, daba la sensacion de que era mucho mas peligroso, aunque el no nos lo hubiera expresado con esas mismas palabras. Yo queria pensar que no era para tanto, hasta que mi hermano me pidio charlar en privado.

- Me estas asustando, Ricky.

- Nos envian a la guerra, Hans.

- ¿Que?

- No es seguro que vayamos a entrar en combate, pero la cosa pinta mal.

- Pues no vayas.

- Sabes que no puedo hacer eso.

- Mama se va a morir de miedo.

- Por eso he decidido no decirle nada.

- No puedes ocultarle algo asi.

- Le dire lo mismo que a Violeta, que me voy unos dias, como siempre.

- ¿Y por que me lo cuentas a mi?

- Porque necesitaba desahogarme con alguien.

- Tienes unos huevos enormes.

- Solo es mi trabajo, para lo que me han preparado.

Nunca habia sentido tanto miedo como aquel dia. Pese a los esfuerzos de Ricky para hacerme ver que no era para tanto, la idea de perder a mi hermano hacia que sintiese como si tuviera un nudo en la garganta que apenas me permitia respirar. Hubiese dado cualquier cosa para que se librara de tener que participar en ese sinsentido.

Esa noche tuve unas pesadillas horribles, pero fueron a peor conforme se iba acercando el momento en que mi hermano debia partir. Lo que mas me partia el corazon era ver lo tranquilos que estaban tanto mis padres como Violeta, ajenos al motivo real por el que Ricky estaba a punto de marcharse. Incluso el debio notar lo mucho que me costaba mantener la boca cerrada.

- Hermano, recuerda que debes mantener el secreto.

- No se si voy a ser capaz.

- Saber la verdad solo les causara sufrimiento.

- Jurame que vas a volver.

- Claro que voy a volver.

- No, quiero que me lo jures.

- Con una condicion.

- ¿Cual?

- Quiero que cuides de Violeta.

- Ni que fuese un perro.

- No, pero la conozco, y si no se distrae pensara mas de la cuenta.

- ¿Y que quieres que haga?

- Visitala a menudo, proponle ir al cine y esas cosas.

- Asi solo vamos a conseguir que sospeche.

- Hazlo, por favor.

- Lo que tu digas.

- Y si no vuelvo...

- No digas ni una sola palabra mas.

- Esta bien.

Ricky se marcho una madrugada, lo mismo de siempre, a ojos de los demas, pero yo era consciente de que podia ser la ultima vez que lo veia. No tenia ni idea de como cuidar a mi cunada, que hacer para mantenerla entretenida sin que sospechara que le estaba ocultando algo. Aun asi, estaba decidido a cumplir mi promesa.

Espere una semana antes de pasar por casa de mi hermano para ver como estaba Violeta. Ella me recibio tan alegre como siempre, pese a que acababa de hablar con Ricky y le habia dicho que la supuesta mision se iba a alargar un poco mas de lo esperado. Las noticias que yo tenia eran bastante mas preocupantes, pero no podia compartirlas con ella.

Pase con Violeta una tarde entera, mucho mas tiempo del que jamas habiamos estado a solas. Me sirvio para acabar de entender por que mi hermano estaba tan enamorado de ella. Esa chica me parecia perfecta en todos los sentidos, pero lo que mas loco me volvia de ella era sin duda su cuerpo. Aunque la culpa me matara, no podia dejar de mirar las palidas piernas que asomaba bajo su falda.

- Te agradezco mucho la visita, Hans.

- Asi nos hacemos compania mientras lo echamos de menos.

- Tiene que dejar ya el ejercito.

- Yo opino lo mismo, pero es su decision.

- Ahora voy a estar dias sin hablar con el.

- ¿Por que?

- Me ha dicho que se mueven a una zona en la que no hay cobertura.

- Igual los llevan a Corea del Norte.

- No hace gracia.

- Era para rebajar un poco la tension.

- Ya, si te entiendo.

- ¿Quieres que vayamos el sabado al cine?

- Pues mira, no te voy a decir que no.

- Perfecto, tu pagas las entradas y yo las palomitas.

- !Trato hecho!

Esa noche me entere de que Ricky le habia dicho a su novia lo de la cobertura por si llegaba un momento en que no podia contestar a sus llamadas por motivos de fuerza mayor. Por lo visto, la cosa se estaba poniendo cada vez mas fea y parecia que en cualquier momento iban a tener participar en la guerra de forma activa.

Aquello me aterraba, pero debia centrarme en Violeta, en la cita que tenia con ella y en no transmitirle mi miedo. Esa tarde en el cine fue como un oasis en mitad del desierto, la calma que precede a la tempestad. Lo pasamos muy bien juntos, demasiado, a mi confuso modo de verlo, pero estaba cumpliendo con una obligacion.

En condiciones normales, lo logico hubiese sido huir antes de sucumbir al deseo intenso que empezaba a provocarme Violeta, pero eso seria traicionar la palabra que le habia dado a mi hermano. Aunque tampoco es que le estuviera siendo muy leal fantaseando con su novia, el pensamiento era libre y no le hacia dano nadie, solo a mi mismo.

Yo si que conseguia hablar casi a diario con Ricky. Pese al horror que estaba viviendo en sus propias carnes, no desaprovechaba ni una sola ocasion para darme las gracias por cuidar de su chica. Yo me sentia fatal por todo lo que me imaginaba haciendo con ella, pero debia fingir y mostrarme entero para no anadirle mas preocupaciones.

Las semanas fueron pasando y Violeta que estaba cada vez mas desesperada por la ausencia de mi hermano. Eso hacia que recurriera mas a mi, que me buscara para que pasasemos tiempo juntos y asi estar entretenida. Llego un momento en que nos veiamos todos los dias, aunque solo fuese para hablar, y a mi me costaba demasiado no pensar en llevarla en brazos hasta su cama follarmela.

- ¿Tu no piensas echarte nunca novia?

- ¿A que viene eso?

- Simple curiosidad.

- No acabo de encontrar a ninguna que me guste.

- Pues mucho mejor, asi eres mi plan B si Ricky no vuelve.

- No digas eso, Violeta.

- Solo era una broma, sabes que estoy ya desesperada.

- Mi hermano va a volver.

Esa broma consiguio ponerme muy nervioso, por lo mucho que la deseaba y por llegar en un momento muy inoportuno. Llevaba tres dias sin tener noticias de mi hermano y empezaba a preocuparme. Paso de no contestarme las llamadas a que su telefono ni siquiera diese senal. Cada vez me costaba mas disimular delante de los demas.

Mientras tanto, Violeta iba pasando por todo tipo de etapas. Lo mismo no dejaba de bromear con asuntos serios que se venia abajo y pasaba horas llorando por lo mucho que echaba de menos a mi hermano. Entre tanto cambio de humor no sabia distinguir cuando estaba hablando en serio y cuando no, especialmente cuando volvio a bromear con eso de que fuese el sustituto de Ricky.

Un sabado por la noche, mientras cenabamos juntos en su casa, se tomo un par de copas y empezo a decir que tenia que dejar a mi hermano. Segun ella, una cosa era estar con un soldado y otra bien distinta que se despidiera para una semana y que llevara casi un mes y medio sin saber nada de el. Me sente a su lado para tratar de consolarla.

- No quieres dejar a mi hermano, solo lo dices porque has bebido.

- Lo digo en serio, Hans, no puedo seguir viviendo asi.

- Sabes que no encontrarias a otro como el.

- Me puedo conformar con uno parecido.

- Tampoco lo hay.

- ¿Como que no? Tengo a uno justo delante.

- No sabes lo que dices, Violeta.

- Eres igual de guapo que Ricky, pero mas tierno y sensible.

- Eso no es verdad.

- Ocho anos juntos y ni siquiera me ha pedido matrimonio.

- Estara esperando el momento adecuado.

- Tu me lo hubieses pedido ya, ¿verdad?

- Yo solo tengo veinte anos, en lo ultimo que pienso es en casarme.

- ¿Y en que piensas?

- En nada bueno.

- Cuentamelo, apenas se nada de ti.

- Creo que lo mejor es que me vaya ya para mi casa.

- Quedate aqui esta noche, no me dejes sola.

La vi tan mal que no fui capaz de irme. Al cabo de un rato, Violeta se fue a la cama y yo me quede durmiendo en el sofa. Me costo pegar ojo, no paraba de pensar en lo cerca que la tenia, en lo confusa que estaba y en como el alcohol probablemente la hubiera desinhibido. Tuve que hacer un gran esfuerzo para mantenerme en el salon hasta que acabe cediendo al sueno.

Estaba en mitad de nuevas pesadillas cuando Violeta me desperto. Al abrir los ojos la vi delante de mi, con su camison corto, pero no me decia nada. Despues de preguntarle varias veces si estaba bien, mi cunada se sento a mi lado. Le estaba costando mucho decir lo que fuese que tuviera en mente en ese momento.

Tras varios minutos de incertidumbre, lo que salio de su boca fue un inesperado beso. Violeta se inclino hacia mi rostro y junto sus labios con los mios. Mi primer impulso fue apartarme, pero entonces la mire fijamente, tenia los morritos aun en posicion de besar y no hubo manera de evitar que me abalanzara sobre ella.

Nos acomodamos como pudimos en el sofa, quedando Violeta encima. En cuanto los labios se separaron, nuestras lenguas se juntaron y bailaron entrelazadas, intercambiando apasionados fluidos. Mi verga se endurecio enseguida, consumando la traicion a mi hermano, pero estaba demasiado excitado como para poder pensar en eso.

Mi cunada, no dejaba de mover las caderas, haciendo que su ardiente sexo se frotara contra el mio. Yo tambien me movia de manera instintiva, haciendo que su camison se subiera cada vez mas. Fue entonces cuando aproveche para meter las manos por debajo y agarrarle el culo. Siempre me habia fascinado esa parte de su cuerpo.

El tacto de sus nalgas no me decepciono, eran tan grandes y esponjosas como las imaginaba en mis prohibidas fantasias. Violeta se quito el camison, facilitandome el acceso a sus pechos, pero yo seguia centrado en la parte de abajo, ya que habia deslizado un dedo y estaba a punto de rozarle el cono. En cuanto toque su humedad ella gimio.

Sin dejar de besarnos, introduje un dedo en la empapada vagina de mi cunada. A los pocos segundos ella se quedo quieta, practicamente inmovil, jadeando cada vez que mi dedo entraba y salia de su intimidad. Ella misma decidio cambiar de posicion y tumbarse para que yo pudiera acceder mejor a su depilada entrepierna.

Violeta se acomodo en el sofa y yo me mantuve tumbado de medio lado, suficiente para poder maniobrar, ya con dos dedos. Ella se quedo con la boca abierta por el gusto mientras yo la masturbaba a la par que besaba y lamia su rostro, desde las orejas hasta el cuello. Incluso consegui contorsionar lo suficiente mi cuerpo para llegar a chuparle los pezones sin dejar de tocarla.

Despues de un buen rato humedeciendo mis dedos en su interior, mi cunada me pidio que le estimulara el clitoris. Lo encontre enseguida por lo abultado que estaba y comence a frotar. Eso parecio ser aun mas efectivo, ya que al instante sus musculos empezaron a tensarse y los gemidos que salian de su boca se intensificaron.

Estimule esa misma zona hasta llevarla al orgasmo. Violeta me agarro con fuerza la mano y arqueo la espalda justo un instante antes de dejar escapar grandes cantidades de fluidos vaginales que pringaron todavia mas mis arrugados dedos. En ese momento se produjo un silencio incomodo que solo fue interrumpido por mi telefono movil.

- ¿Quien puede llamarte estas horas?

Era un numero largo y desconocido. Me temi lo peor.

Continuara...
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